DIARIO DE PASIÓN
Rafael Martín Hernández: «Me he inspirado en los misterios de la Exaltación de Sevilla y Valladolid»
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Rafael Martín Hernández, escultor e imaginero, está realizando un misterio para la Pro-Hermandad de la Exaltación de Granada. Diario de Pasión se mete en su taller para conocer de cerca este y otros proyectos, así como las opiniones de la situación actual de la imaginería.
¿Qué te hizo venir desde Cádiz a Sevilla?, ¿Cuándo descubriste tu pasión por la imaginería?
He de decirte que realmente mi familia vivía en Sevilla, aunque pasaban temporadas en Cádiz. Durante uno de esos periodos de tiempo nací, aunque apenas fueron unos meses en los que viví allí. Aún así, amo a Sevilla y amo a Cádiz, de ahí que viva ferviente sus aciertos y me duelan tanto sus errores.
En cuanto a mi pasión por la imaginería, surgió antes de los doce años a raíz de mi creciente admiración por las grandes obras de arte que enriquecen nuestras iglesias. Yo era el típico niño que prefería ir a ver templos que acudir al cine o el parque. Además, le pedía a mi madre que me comprara todos los libros y colecciones del periódico habidas y por haber, pasándome horas y horas leyendo y viendo al detalle las fotografías.
¿Has tenido cerca varios maestros de la imaginería, qué crees que te ha dejado cada uno de ellos?
Pues además del amor a este género de la escultura, me han transmitido un enorme respeto por su trabajo, otorgándole el valor que tiene al no devaluar sus creaciones. Curiosamente, cuando estás junto a uno de estos maestros, una de las cosas que un iniciado más admira es su humildad, porque cree erróneamente que todos los artistas encumbrados tienen aires de divo. Sin embargo, después uno entiende que la meta no está en una supuesta cumbre, sino en un camino continuo de ascenso, en el que la humildad es esencial para tomar conciencia de que se está toda la vida para aprender. Aquel que piensa que ha llegado al máximo, deja de investigar y por tanto de crecer, evidenciándose en su obra un claro estancamiento e incluso retroceso.
La imaginería cofrade ha ido evolucionando, desde la composición de los misterios hasta las policromías. ¿Cómo calificarías el estado actual de la misma?, ¿Qué diferencias hay entre la imaginería del s. XXI con la de siglos pasados?
Pues como casi todo en la sociedad contemporánea, se ha convertido en un producto de consumo. Ahora a veces se encarga una obra sólo con la excusa de poner algo sobre un paso, para ser paseada por costaleros, de ahí que les importe bien poco a muchas hermandades que la imagen posea unos estándares mínimos de calidad, decoro, majestad y sobre todo, se pueda identificar en ella los valores propios de los seres a los que representan.
Actualmente te encuentras trabajando en un misterio de la Exaltación para Granada. Cuéntanos, ¿en qué te has inspirado para su composición?.
Efectivamente, en la actualidad estoy abordando este bonito proyecto para la ciudad de Granada. En cuanto a lo que me preguntas, he de decirte que a la hora de diseñar la elevación de la cruz, me he inspirado en los misterios de la Exaltación de Sevilla y Valladolid, por ser los más antiguos. En ambos, son dos sayones los que elevan el madero mediante cuerdas; sin embargo tanto sus expresiones como sus actitudes son diferentes a los que he proyectado. Lo mismo ocurre con el sayón que está bajo la cruz. En cuanto a las figuras que completan la trasera del paso, ni para la composición del soldado romano que incorpora a Dimas tras ser clavado en el patibulum, ni para la de Gestas enfrentándose al centurión a caballo, me he inspirado en ningún sitio. Surgieron por inspiración, como una forma de innovar y poner en práctica las investigaciones que desarrollé en mi tesis doctoral sobre expresión facial. Además, lo que también hice fue acudir a las aportaciones bibliográficas de historiadores que defienden la práctica de la crucifixión en cruz “tau” (con forma de T), que fue la que elegí para los ladrones. En cuanto al Cristo, preferí la cruz “latina”, por ser culturalmente más aceptada y visualmente más bella su elevación, aunque presumiblemente, bastante improbable según las prácticas romanas. Por último, comentarte que en cuanto a la distribución de las esculturas, he tenido muy presente el uso de ritmos de expresión y el diálogo entre los personajes, además de procurar la visualización e interés de las figuras desde todos los ángulos, estudiando incluso el equilibrio de los pesos, etc.
¿Cuándo veremos este misterio en la calle?, ¿Podremos verlo antes de su marcha a Granada?.
Para eso queda aún un tiempo y éste dependerá de los recursos de la pro-hermandad. Hay que entender que están empezando y que evidentemente la primera obra que verá la luz será el crucificado. En cuanto a si ésta u otras imágenes se presentarán en Sevilla dependerá de los cofrades, que son quienes tienen la última palabra. De todas formas yo invito a ver la Semana Santa de Granada, pues además del incomparable marco de la ciudad, por sus calles podemos admirar las obras de los padres de la escuela andaluza de imaginería. No olvidemos que los maestros de la escuela sevillana del XVI provienen principalmente de Granada y Castilla.
Hace dos años se reformó el misterio de la Borriquita, por Fernando Aguado, ¿crees que hay otros misterios en Sevilla que se podrían mejorar?.
Y tanto que lo creo, pero eso choca con una idea muy generalizada aquí en Sevilla y poco ajustada a la realidad, que es pensar que se tiene lo mejor de todo en comparación con otras Semanas Santas. Yo todos los años viajo a otras provincias a conocer en vivo los desfiles penitenciales y te aseguro que en innovación en cuanto a diseños de bordados, orfebrería, talla e imaginería, están más adelantados que en Sevilla, sobre todo en cuanto a los últimos años. Aquí el inmovilismo de creerse los mejores está provocando que muchos salgamos de la ciudad en estas fechas, además de para soportar menos bullas, para disfrutar de piezas interesantísimas y originales que artistas y artesanos contemporáneos están desarrollando fuera y que aquí no se ven.
Me da mucha pena cuando comparto mis experiencias con sevillanos que se niegan a abrir los ojos para mirar un poco fuera, pero bueno, quizás lo que toca es que ahora Sevilla no esté a la vanguardia. Aquí se dice mucho aquello de que: “los experimentos con gaseosa”… Una absurda apelación que menos mal que no se aplicaron Rodríguez Ojeda, Cayetano González, Joaquín Castilla, Sebastián Santos, Ortega Bru, Guzmán Bejarano…
Con esto no estoy diciendo que haya que cambiarlo todo, ni mucho menos, pero sí es cierto que hay misterios, imágenes, diseños de pasos, etc. del siglo XX y XXI muy mejorables, convertidos en auténticos refritos que no aportan nada, los cuales comparándolos con lo que se hace fuera, evidencian un estancamiento tremendo y un regocijo casi chovinista, producto del desconocimiento y la soberbia. Quien no sale de Sevilla no se da cuenta que muchas de las nuevas cofradías de fuera han dejado de inspirarse en nuestra Semana Santa, cosa de la que también me alegro por esas ciudades, por su apuesta por la calidad y la originalidad. Que reflexionen por aquí, pero no es baladí que históricamente los inmovilismos están condenados a la muerte…
Para terminar, dinos un sueño que te gustaría cumplir.
Pues a corto plazo, ver terminada cada obra que tengo en mi estudio y a un largo periodo de tiempo, poder acudir a Granada o Alcalá de Henares para ver completados los dos proyectos de envergadura que tengo entre manos. Antes de terminar, quisiera aportar otro sueño, quizás más profundo y menos condicionado a una temporalidad y es que la gente tome realmente conciencia del valor que tiene este trabajo, en el que no todo vale para representar a los seres sagrados. En ocasiones, poniéndome en la piel de las personas a las que no les atraen este tipo de obras, no me extraña que las censuren, pues hay veces que más que rezar, algunas imágenes invitan a salir corriendo y no tomarlas en serio. Otras, directamente mueven sentimientos “menos espirituales”, que no voy a entrar en desgranar ahora, pero que no entiendo qué tienen que ver con una imagen sagrada… En cuanto a lo primero, eso sucede cuando todo el mundo que coge un pegote de barro se cree imaginero y peor aún, cuando los clientes también lo creen por falta de criterio.
Pablo Lastrucci